7 Festival Universitario Eureka. Competencia Internacional
Crítica de Un susurro (2022), de Iñigo Apestegui
Andrés Felipe Urrego
@otracancionlarga
“Se puede hacer una película de fantasmas, sin fantasmas” reza una de las sinopsis que se presentaron para Un Susurro, la ópera prima del español Iñigo Apestegui, producida por Moira Pictures. En este corto, el director nos presenta la historia de Eva, una mujer que vive un profundo duelo derivado de la muerte de su pareja sentimental, por medio de la reproducción de cintas que le grabó en vida.
El póster de este corto nos da un primer vistazo de la temática que se va a tratar, ya que en este predominan los colores violeta y aguamarina. De acuerdo con la Escola D’Art i Superior i Disseny, ubicada en La Palma (España), el color violeta “se identifica con la pasión y tiene que ver con ideas acerca del sufrimiento y la muerte”. Por su parte, el color aguamarina toma una función central en esta cinta, al acompañar el duelo de la protagonista.
Esta es una cinta que requiere de bastante concentración por parte del espectador, ya que al no tener diálogo suficiente, se tiene que sostener en recursos como las luces, la disposición de escenografía y el diseño sonoro para ser contada.
En ese orden de ideas, todo el lenguaje del corto pasa a ser netamente audiovisual. Un ejemplo de esto es que, al momento de abrir las cortinas de su casa, no hay luz alguna; lo que nos indica que la situación en la que se encuentra es sumamente triste y doliente. Sin embargo, uno de los recursos auditivos destacados se da por medio de las cintas que este ser amado le dejó a Eva antes de partir.
La secuencia en la que Eva escucha las cintas es una de las más hermosas de todo el corto. Hay una configuración lumínica intencional que ubica a nuestra protagonista por debajo de las luces, hundida en una profunda tristeza. En esta escena es importante el diseño sonoro, ya que la voz de quien ha grabado estas cintas es ininteligible, con el fin de realzar lo que siente Eva; un acierto por parte del encargado del sonido.

En el momento más profundo del duelo, aparece una segunda mujer que acompaña a Eva, quien le busca conversación y trata de hacerla reír. Hay una secuencia bastante corta que nos muestra unas flores marchitas. Este es un punto de referencia importante en el duelo de la protagonista, que ahora es acompañada por esta mujer.
En el segundo momento en el que podemos presenciar a Eva escuchando las cintas, sí se nos permite escuchar lo que cuenta el amante fallecido de la protagonista, que indica que de hecho ha sido Eva quien en algún momento lo dejó; posterior a esto, la cinta se corta y Eva se enfurece.
En esta escena, se resume la dinámica de duelo que maneja este cortometraje, por lo que seguiríamos con la negociación por medio de una transición sonora de golpes. En este momento tan tenso, volvemos a encontrarnos con esta segunda mujer; que le sirve a Eva para cuestionarse sobre lo que pasaba en su relación cuando su pareja estaba viva.
Entonces llega uno de los puntos de giro más tremendos del corto, cuando la mujer le canta a nuestra protagonista el siguiente verso:
“En el camino de mi gran dolor,
los zarzales que me hirieron al fin me dan su más bella flor”.
“Chiclanera” de Angelillo
Luego de esto, se nos muestra una secuencia en la que, por dos segundos, vemos otras flores, lo que indica que Eva pasa a la aceptación. La luz aguamarina representa este proceso e invita a nuestra protagonista a abrazar esta etapa.
En conclusión, Un Susurro nos presenta un bello y doloroso proceso, marcado por el dolor y el silencio, acompañado de una inteligente acomodación de escenografía, colorimetría y planeación sonora.